Como la hojarasca,
somos como ella
llenos de sobras
y colores muertos,
que dan al olvido
la excusa certera
de lo pasajero.
Miles,
cúmulos,
vuelan
deshijadas
de su propio vientre
van al suelo para morir
desmembradas
de la madre.
Vamos todos
como la hojarasca
sin pena ni gloria
a nuestro propio olvido
a dejarnos pasar por alto
a deshijarnos.
Por: Andrea Cadavid